Un celebrante civil no pertenece a ninguna postura religiosa. La práctica de celebrantes u oficiantes independientes comenzó en Australia, gracias a la iniciativa de un político y abogado llamado Lionel Murphy. Murphy en el 1973 abogó para que las personas de ninguna denominación religiosa en particular pudieran oficiarse para llevar a cabo ceremonias de bodas con la misma dignidad y substancia con la que las personas religiosas lo hacían. Esto permitió que personas seculares o de tendencias religiosas diferentes pudieran cumplir con la necesidad de realizar una ceremonia más a gusto con sus estándares.
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